Primera entrada sobre Responsabilidad Social Corporativa: (III)

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 ¿Cómo puede proteger el Estado a sus ciudadanos frente al capitalismo?
La gran pregunta. El siglo XX repensó la empresa y encontramos que ésta no es un mero diseño económico. Y, aunque, no se puede parar la producción en el mundo ni la inversión, el desafío es imponer una regularización mínima. La preocupación no es si un producto se fabrica en India o Bélgica sino las condiciones en las que se hace.
La empresa es, ahora, un ente activo en la Democracia: tiene la capacidad de fomentar el derecho humano a la dignidad: sueldo digno, condiciones dignas, vidas dignas, mundo digno.
La empresa consciente entiende que no basta con obtener ventajas fiscales, su vida en el sistema capitalista también depende de la situación en la que genera empleo y la clase de empleo que genera.
Una empresa que sólo piensa en el capital no es sostenible a largo plazo: los medios de comunicación, las denuncias sindicales, las ONG han sido y, pueden ser, vigilantes de las prácticas empresariales que tienen que ver con la dignidad humana.
El capitalismo consciente nace cuando se le exige a la empresa no sólo que sea vehículo de creación de empleo, sino de un código ético de creación de riqueza donde los Derechos Humanos están presentes.